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Irvine Welsh, el escritor de barrio obrero

El autor de Trainspotting presenta Skagboys, la precuela de su aclamada novela de culto
sáb 25 abril 2015 02:03 AM
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Irvine Welsh (Getty Images) - (Foto: Irvine Welsh (Getty Images))

Irvine Welsh (Edimburgo, 1958) creció en el corazón del barrio obrero de Muirhouse. Abandonó la escuela a los 16 años, emigró a Londres de la mano del movimiento punk y volvió a Escocia a finales de los 80. Mientras se graduaba de la universidad y trabajaba para el Edinburgh District Council, empezó a escribir.

En ese contexto vio la luz Trainspotting, su primera y mítica novela acerca de un singular grupo de heroinómanos. Ahora, 20 años y una decena de libros después, Welsh lanza Skagboys (Anagrama), una ambiciosa precuela, arrolladora y feroz, en la que Margaret Thatcher, el neoliberalismo y el desempleo sirven de telón de fondo para arrastrar a sus protagonistas hasta la jeringa.

Porno (2002) fue una suerte de secuela de Trainspotting (1993). ¿Por qué decidiste escribir ahora la precuela?

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Quería escribir sobre la década de los 80, una década crucial que cambió el Reino Unido, y los personajes que protagonizaron Trainspotting me parecieron los mejores para hacer y enmarcar el trabajo.

¿Usaste material guardado en la escritura?

Sí, lo hice. Como Damon Albarn (Blur) cantó alguna vez: nada se desperdicia, sólo se reproduce.

¿La crisis económica que estalló en Europa en 2008 te llevó a pensar en la década de los 80?

Todo forma parte de lo mismo. Si algo es peor ahora, al no existir ninguna oposición, es que la pretensión de democracia ha sido dinamitada por las élites transnacionales.

¿Qué hizo de tu ciudad, Edimburgo, una localidad ligada a la adicción a la heroína?

Creo que es una de las ciudades europeas líderes en fabricación de opiáceos. Fue algo casi obligado que la droga se infiltrara en la comunidad y en la vida cotidiana.

Desde tu perspectiva, ¿qué es la heroína: una razón para vivir o una forma de morir?

Ambas cosas, obviamente. Este mundo que hemos creado tiene que ser muy triste cuando una de las únicas razones para vivir es la heroína.

¿La drogas son fuente de creatividad?

Puedes hacer cosas geniales con las drogas durante un tiempo, pero terminan por matar el ingenio. Y el ingenio es más importante que la inspiración, algunas veces es la inspiración.

Hay mucho futbol en tus libros... ¿Cuál es el rol del balompié en Escocia?

El mismo que el de la heroína. Es un anestésico contra los horrores de la vida, aunque se convierte, eventualmente, en uno de ellos.

Habrá película sobre Porno y una serie acerca de toda la trilogía, ¿cierto? ¿Vas a trabajar en alguno de los dos proyectos?

Por suerte, sí a ambas cosas, aunque nunca puedes estar seguro de nada ni apostar por algo cuando se trata de colaboraciones.

¿Te consideras un escritor divertido?

No. Si uso el humor tan sólo es para aliviar al lector ante tanto material intolerable.

Trainspotting es el libro más robado en la historia de las librerías británicas y es lectura obligada en las escuelas ¿Cómo te sientes al respecto con el impacto de la obra?

Como ex ladrón me siento muy, muy orgulloso de ello. Para robar un libro tienes que tener muchas ganas de leerlo.

¿Sin el director Danny Boyle a cargo del filme Trainspotting nada hubiera sido igual?

Danny es un tipazo y lo quiero a morir. Nos alojamos en un departamento de Edimburgo juntos hace unos meses, y la pasamos bien.

¿Eliges la vida que llevas por encima de cualquier otra?

Elijo mi propia versión de ella... Sin duda, nunca escogería la de otro. 

Ícono juvenil
Con la llegada de Trainspotting, en 1993, no sólo cambió para siempre la vida de Irvine Welsh, sino la de toda la literatura escocesa y la del director inglés de cine Danny Boyle.

Los personajes de Renton, Spud, Sick Boy y Begbie se convirtieron, gracias al libro −y a la posterior adaptación cinematográfica−, en inmortales íconos de una juventud ingeniosa pero falta de futuro, cuya única razón para seguir adelante era conseguir otra inyección de heroína. Música, decadencia, desempleo, prostitución... todos los temas fueron abordados por Welsh con un humor tan afinado que el libro logró empatizar con el público y se convirtió en el acontecimiento literario escocés contemporáneo más importante hasta hoy.  

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