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Las películas que ellas te obligaron a ver

Todo hombre ha pasado por el tedioso momento de tener que ver un comedía romántica. A veces, incluso nos gustó
jue 25 junio 2015 11:45 AM
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The Notebook (Nick Cassavetes, 2004) - (Foto: The Notebook (Nick Cassavetes, 2004))

AVISO: Esta es una nota humorística. No se tomen nuestros comentarios negativos demasiado en serio. Nos gustan el sarcasmo y la ironía. 

Cuando llega el momento de decidir qué película verás en el cine con tu novia/esposa/mujer/amante/mejor amiga, las trilladas chickflicks son tu peor enemigo (aunque, por suerte, no siempre las eligen). Lo son por que ya sabes cómo va a ser la trama y el final, rara vez te sorprenden y terminas teniendo que escuchar comentarios del estilo "ves cómo la cuida" o "ya no eres tan detallista como antes". Pero, lo peor de todo es cuando, después de haber sido arrastrado de la oreja a verla, sales y tienes que pretender que tenías razón en que no te iba a gustar. Ni modo, a veces sí te convence la chick flick y se convierte en tu guilty pleasure. Guardaremos tu secreto, no te preocupes.

My Best Friend's Wedding (1997)

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Julia Roberts (reina de las comedias románticas) le quiere bajar el galán a Cameron Diaz, porque el tipo es su mejor amigo y al parecer siempre estuvo enamorada de él. Si ibas con una "amiga", podía ayudarte a salir de la friend zone y si no, el final cero ordinario te dejó odiando un poco menos este género.

 

You've Got Mail (1998)

Meg Ryan (sinónimo de chickflick en los noventa) y Tom Hanks tenían un amorío muy moderno para aquella época, por medio de e-mails. Se amaban, se odiaban... y lo de siempre, ya sabías que al final terminarían juntos.

 

10 Things I Hate About You (1999)

De ésta no saliste muy contento. Jóvenes en la secundaria, de dos mundos, con gustos afines y una química innegable. Desde que te sentaste ya sabías cómo iba a terminar. Además, todavía no admirabas a Heath Ledger como para simpatizar con él. 

 

Notting Hill (1999)

Lo más lejano a la realidad que hayas visto: una celebridad termina enamorada del dependiente de una librería, con la frase épica, que tu novia se aprendió de memoria al instante, "sólo soy una chica delante de un chico pidiéndole que la quiera". Qué bonito es el amor. 

 

Bridget Jones (2001)

Seguro llegaste arrastrando los pies a ver esta película, porque no había forma de que pensaras que tu viernes ideal consistía en pasar dos horas inmerso en la vida de una mujer (que ni guapa se te hace) con problemas de autoestima. Pero bueno, al menos viste una película por la cual Renée Zellweger fue nominada al Oscar. Y entendiste un poco más la inexplicable sensación de desdicha a tus amigas sin novio.

 

Moulin Rouge! (2001)

Musical, romántica, París... O eras un aspirante a escritor que idealizaba la bohemia parisina más trillada, o las mujeres bailando can can fueron lo único que te salvó de cierto sopor.

 

A Walk to Remember (2002)

Nunca habías visto a aquella novia mucho más joven que tú llorar tanto; y no eran lágrimas casuales, era un sollozo completo. Después de esta película siempre cargaste con una caja de kleenex para ver las películas que ella elegía. Y cada que podía te recitaba el poema del amor... ¿Creció? Seguro que sí. 

 

Love Actually (2003)

Cada Navidad era lo mismo, ni el vino, ni los chocolates que acompañaban la noche de películas allanaban el camino para ver estas historias de amor interrelacionadas en pleno invierno londinense, con la típica cara de Hugh Grant, que ya te sabes de memoria. ¿Te pidió que le escribieras una declaración de amor en carteles? Si no lo hizo, cada vez que se enojaba esperaba que te disculparas así.

 

How to Lose a Guy in 10 Days (2003)

Matthew McConaughey antes de que lo consideraras un actorazo. De lo único que te acuerdas es de que tu novia quedó completamente enamorada de sus pectorales, en la primera de las casi quince veces que se quita la camisa durante la película. Supiste en ese momento cómo se sentía ella cada vez que te quedabas viendo un comercial de lencería femenina muy atento.

 

The Notebook (2004)

La chick flick por excelencia, un amor que va más allá de los gustos, la familia, la edad y el tiempo. Podemos atrevernos a apostar que no te obligaron a verla una, sino tres veces. Y que al final te emocionó, aunque lo niegues. 

 

Devil Wears Prada (2006)

Nunca pensaste que ibas a ver una película sobre el mundo de la moda femenina, aunque el cambio de look de Anne Hathaway casi hizo que valiera la pena.

 

The Holiday (2006)

Mientras tu novia lloraba y babeaba por Jude Law, te distrajo por completo la idea de poder hacer un intercambio de casa con extrañas al otro lado del mundo. Al salir parecía que habían ido a ver dos películas completamente distintas. Aunque los dos vieron la parte en la que Cameron Díaz sale en calzones.

 

P.S. I Love You (2007)

Es tan triste que no puedes reírte de ella. Porque, no lo niegues, si tú fallecieras, en el fondo quisieras ser ese hombre que deja a su mujer trastornada para después ser la inspiración de su nueva felicidad.

 

Sex & the City (2008)

La serie, las películas, te tocó verlo todo. Ella estaba clavada en la historia de amor, pero tú sólo veías a cuatro mujeres hablando de sus problemas superficiales, vestidas lo más extravagante posible. 

 

About Time (2013)

Una chica bonita, una trama bonita (ni demasiado azucarada, ni demasiado dramática), un viaje en el tiempo bonito, unos suegros con un humor británico muy bonito, mucho amor bonito, todo muy bonito. Eso nos queda claro. El punto es que sí te gustó y la volverías a ver tu solo sin que ella te lo pida.

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