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Lo que no sabías sobre Jack Daniel's

Viajamos a Tennessee para descubrir la historia detrás de la botella que Sinatra amaba
mar 26 enero 2016 11:29 AM
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Cortesía - (Foto: Cortesía)

Nuestro viaje a Tennessee empieza por su capital, Nashville, una de esas ciudades del sur de Estados Unidos donde el downtown se basa en altos edificios nuevos que nos hacen sentir dentro de un juego de mesa de compraventa de bienes raíces. Aunque hay tres cosas que la hacen especial: el Country Music Hall of Fame, el Johnny Cash Museum y la famosa Broadway Street, repleta de locales donde el country-rock-pop en vivo manda y los pueblerinos acuden a desenfrenarse. 

La música, sin duda, ha colocado a Tennessee ante los ojos del mundo. Una música que no puede escucharse si no es acompañada de uno de los muchísimos tragos que se preparan con whiskey Jack Daniel’s, su otro gran orgullo, ya sean shots de Honey, cubas de No. 7, coctelería con Gentleman Jack o un Single Barrel on the rocks.

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Pero esta marca no nació ni se produce en esta capital musical. Su origen se encuentra a una hora y media en carretera, en la localidad de Lynchburg, un pequeño pueblo cuyo centro lo constituyen tres grandes atractivos: la tienda de Jack Daniel’s, una tienda de Harley Davidson –marca hermanada con Jack por sus consumidores– y una iglesia. Tres elementos que trazan a la perfección la realidad de una comunidad conservadora que no ha podido revocar la ley seca en pleno siglo XXI —no cuentan con suficientes habitantes para lograrlo—, pero que, valga la ironía, vive de la producción (140 millones de litros de whiskey anuales) y exportación de la marca de whiskey más popular del país.

Es por eso que cuando hacemos una parada para comer en Miss Mary Bobo's Boarding House, tras dar cuenta de una comida típica sureña –costillas barbeque, chili, queso fundido...– acompañados, como es norma, de una anfitriona local, nos avisan que el pastel de manzana que nos traen de postre trae un poco de "the product". Obvio, se trata de endulzar la tarde. 

Leer: El cognac más lujoso del mundo

Jack Daniel nació en 1849 como el menor de 13 hermanos. Su madre murió cuando era un niño y él escapó a Lynchburg, donde la familia de un ministro local lo adoptó y le enseñó a producir Tennessee whiskey. En su adolescencia, Jack decidió empezar a elaborar su propio "producto". Jefe de ventas, director de marketing, master distiller... Daniel lo hacía todo y con sus manos levantó un imperio que hoy emplea a 500 de las 600 personas que viven en Lynchburg, dedicadas a la vida de la botella.

"Mi abuela fue la primera en darme Jack Daniel's con el dedo cuando era niño", nos confiesa Chris Fletcher, asistente del master distiller, al tiempo que nos enseña una de las 87 casas donde guardan los más de dos millones de barricas que producen para añejar. "Pero mi primer trago fue a los 21, eh", aclara muy correcto, antes de llevarnos frente a la estatua de Jack –falseada, pues era más bajo– que adorna la entrada del nacimiento de agua donde todo empezó. Dos señales más de su inocente gusto por adornar la realidad que nos conducen al final de la visita: la tumba de Jack, con dos sillas para que le lloren sus muchas amantes, ya que no se casó ni tuvo hijos...   

Bendito whiskey, y bendita justificación moral.

El secreto del tennessee whiskey

La razón de que la destilería exista en este espacio es por el nacimiento de agua de donde se extraen los más de mil 800 litros por minuto con los que se fermenta el maíz (80%), la cebada malteada (12%) y el centeno (8%). Para que un whiskey sea Tennessee, y no bourbon, el resultado de la primera destilación debe filtrarse con carbón de arce sacarino. Posteriormente, el whiskey se añeja en barricas nuevas de white oak, de 4 a 7 años, hasta que llega a sus fieles consumidores. 

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