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El consuelo de Robert Baggio

Hace 25 años, la estrella de la selección italiana falló el penalti en la final del Mundial de Estados Unidos contra Brasil, y esto le costó el título a los 'azzurri'
mié 17 julio 2019 09:31 AM
Roberto Baggio
Roberto Baggio, nacido en Vicenza, en 1967, llegó al Mundial de Estados Unidos de 1994 como el mejor jugador del planeta, pues meses atrás había ganado el Balón de Oro.

El espacio entre Roberto Baggio y la pelota era la distancia alevosa que lo separaba de la tragedia; no de la gloria, porque anotar sólo haría que Italia empatara a Brasil, a tres tantos en la ronda de penaltis, para seguir con vida.

El escritor uruguayo Eduardo Galeano escribió en su libro Futbol a sol y sombra, que “el fútbol de Roberto Baggio tiene misterio: las piernas piensan por su cuenta, el pie dispara solo, los ojos ven los goles antes de que ocurran”. Pero el 17 de julio de 1994 en Pasadena, California, no fue así.

El 10 de la azzurri vio el gol, pero su pie derecho envió el balón sobre la portería. Derrotado, se llevó las manos a la cintura y clavó la vista al pasto del estadio Rose Bowl, como si éste fuera un hoyo que atravesaba el planeta y le permitiera ver, del otro lado, el cosmos. A sus espaldas, los tetracampeones brasileños brincaban, jubilosos.

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Italia es la cuna del catolicismo, pero Baggio es budista; quizá por eso la culpa —uno de los ejes de la religión romana— no lo hundió. Tras esa tragedia deportiva, no se convirtió en un ex futbolista deprimido, obeso, alcohólico, desgraciado.

Es más, años después un periodista brasileño le preguntó sobre aquel penalti errado, y Baggio respondió con la puntería que le faltó en esa final: “Vive más gente en Brasil que en Italia. Entonces, al fallar el penalti, hice a más personas felices. Ése es mi consuelo”.


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