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Succession, la serie que hará que valores a tu familia

Porque hoy estrena la segunda temporada de Succession, analizamos la temática y los personajes de esta serie de HBO.
dom 11 agosto 2019 10:15 AM
Succession
La segunda temporada de Succession se estrena esta noche por HBO.

En cada familia existe una lucha de poder natural, pero ésta se intensifica aún más en aquéllas con una figura patriarcal potente, porque provoca que los hijos peleen entre sí, primero, por el reconocimiento y, después, por el lugar del padre. Este terreno fértil para un drama es en donde el showrunner Jesse Armstrong vertió la tinta de su pluma para escribir Succession (2018).

Esta serie de HBO, que este domingo por la noche estrena su segunda temporada, retrata la desalmada lucha de unos hijos, entre ellos y contra su padre, cuando este último —creador de un emporio mediático, que tiene semejanzas con Rupert Murdoch, presidente de Fox News— se arrepiente de su anunciada jubilación e intensifica una desbocada competencia por el trono, que tiene como eco una crisis corporativa.

Brian Cox
Brian Cox interpreta al magnate y patriarca Logan Roy.
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Brian Cox, el actor escocés que da vida al poderoso empresario y patriarca Logan Roy, describe esta historia como una tragicomedia shakesperiana parecida al Rey Lear, sólo que en un sentido inverso. “Porque mientras este rey está entregando su imperio, Roy se arrepiente y lo quiere recuperar”, explicó en un panel organizado por SAG-AFTRA Foundation.

Succession es un bien logrado retrato del poder y la ambición porque quienes compiten entre sí por alcanzarlos son gente con el mismo apellido pero disímiles entre sí. Sin embargo, su atractivo principal —la razón por la que toda la trama funciona como un reloj suizo— radica en que es un tratado sobre un personaje de múltiples dimensiones, Roy Logan.

En este octogenario, que se niega a renunciar a un reino que evoluciona más rápido de lo que él logra comprender (como lo son los medios de comunicación), se concentra la esencia de un hombre producto del sueño americano, un inmigrante escocés que con trabajo duro, valor y una línea ética borrosa, logró llegar a lo más alto. Su conflicto, aunque le cuesta trabajo reconocerlo, está en heredar las llaves del imperio a unos hijos que son lo opuesto a él, pues crecieron comiendo con cucharas de plata. Da la impresión que el único amor que siente es por su compañía —es decir, por sí mismo— y en una versión menos apasionada por su misteriosa tercera esposa, Marcia, una francesa dura a la que los hijos ven como una competencia y una mala influencia.

Kendall
Kendall es encarnado por el actor Jeremy Strong.

Jesse Armstrong, quien fue nominado al Oscar en el rubro de guión adaptado por la sátira política In the Loop (2009), tenía en mente cuando creó este drama explorar qué pasa en una familia en donde el amor está ausente y, entonces, el poder llena este vacío emocional. Aunque esta premisa se demuestra con cada uno de los hermanos y la relación con su padre y entre ellos, es mejor ejemplificada en Kendall, el hijo mayor y heredero natural, quien se siente humillado y aún menos amado por su padre cuando le arrebata el trono, algo que detona su problema de adicciones que había contenido después de su divorcio, con la esperanza de recuperar el amor y la admiración de su ex mujer e hijos. “Es como si Vito Corleane hubiera rechazado y avergonzado a su hijo Michael, en vez de nutrirlo y alentarlo”, dijo Jeremy Strong, quien da vida a Kendall, al sitio Gold Derby.

Connor y su prometida.
Connor es interpretado por Alan Ruck

A lo largo de la primera temporada, la relación de Logan Roy con el resto de sus hijos es igual de disfuncional, sólo que con distintos matices. El mayor de ellos, Connor, encarnado por Alan Ruck, es quizá el que menos representa la esencia de su apellido; da la impresión de estar en el otro extremo, parece alérgico al poder para huir de la sombra de su padre. Connor un tipo que rechaza a su familia y vive alejado en un rancho (eso sí, de súper lujo). En el fondo es un cobarde con delirios de grandeza, al que le da pánico la soledad, y está obsesionado con una aspirante a dramaturga, mucho más joven, que sólo está con él porque la mantiene económicamente mientras ella escribe. Sin embargo, como se muestra en la cena que organiza para su fundación, es tan cruel y arrogante como su padre con aquellos que no representan una amenaza para él: la escena en la que despide a todos los cocineros y le grita a la organizadora del banquete, ¡porque la mantequilla está fría!, deja ver su verdadera esencia, porque la manera en que se trata a los desprotegidos dice muchísimo de nosotros.

Roman
Kieran Culkin fue nominado al Globo de Oro por su interpretación de Roman

Roman es el hermano menor y también quiere dirigir la empresa, pese a su infantilidad y su falta de diplomacia. Sin embargo, es el más magnético de todos en pantalla: su vida es como la de un cohete espacial en llamas; es decir, una catástrofe espectacular de la cual cuesta trabajo quitar la mirada. Está brillantemente interpretado por Kieran Culkin, hermano del protagonista de Mi pobre angelito, quien fue nominado al Globo de Oro por este papel. Roman es el ejemplo perfecto de un adulto malcriado políticamente incorrecto. De su boca emanan, con un tono de hiena furiosa, las oraciones más impronunciables y, por lo tanto, cargadas de un humor inconfesable.

Shiv y Tom
La boda de Shiv y Tom.

La única hermana de la familia, Shiv (Sarah Snook), es por mucho la más fuerte, tanto intelectual como emocionalmente. Por eso contrasta tanto que su pareja sea Tom (Matthew Macfadyen), un arribista que parece sólo quererla porque ella representa una escalera a la cúpula del emporio mediático. Este personaje —sin duda la versión femenina de su padre: astuta, calculadora y en apariencia inquebrantable— proyecta la historia a una dimensión que trasciende lo familiar, pues al aliarse con un senador demócrata que está en contra de la línea editorial de la compañía de medios de su familia —una especie de Bernie Sanders—, la historia también adquiere un plano sociopolítico.

En ese sentido, Succession es también un retrato de cómo las dinámicas de una familia como los Roy —cuyos valores son poroso y parece que El Príncipe de Maquiavelo fue su libro de cabecera—, tienen implicaciones en la manera en la línea editorial de sus medios.
Con menos peso en la historia, pero quien parece que tendrá mayor relevancia en el futuro cercano de esta historia es Greg Hirsh (Nicholas Braun), el nieto del hermano de Logan Roy, un joven con una ingenuidad que raya en la estupidez al principio de la historia, quien Tom emplea y lo usa como su patiño. Sin embargo, pese a que es el único personaje con una moralidad y ética promedio empieza a sucumbir ante el juego del poder y, paradógicamete, tienen en sus manos una papeles que son como una caja de pandora que tornar el imperio de Roy a cenizas.

Greg
Greg es encarnado por Nicholas Hirsch.

Sí, todo esto suena demasiado serio y oscuros y dramático, pero el encanto de Succesion es que por lo opulento de su universo y lo absurda que llega a ser la descarnada lucha por el poder —en donde todo parece, en el fondo, una competencia fálica— es que está plagada de momentos hilarantes. La serie aunque está centrada en Nueva York, tienen ese refinado sentido del humor inglés —Armstrong es británico— que estará en sintonía con expectores que gusten de series como Billions o Mad Men. Succession lleva a los contrastes, genera asco y risa, empatía y repulsión, pero sobre todo podrás voltear a ver alrededor de la sala y sentir que esos problemas naturales familiares están bien: después de todo no es lo mismo pelear por el control de la tela que por el trono del imperio.

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