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La casi imposible tarea de entrevistar a Robert De Niro

Lograr una entrevista con el protagonista de The Irishman, la nueva película de Martin Scorsese, es como alcanzar una última estrella. Y aun así a él no le interesa ser leyenda.
jue 14 noviembre 2019 07:00 AM
Robert de Niro y The Irishman
Robert De Niro ayudó a producir The Irishman, de Martin Scorsese.

Al otro lado de la bocina hay una voz amable y tranquila que se antoja más cercana al “Bob” al que se refieren sus asistentes, que al Mr. De Niro, como le dice el resto. Tiene el actor un aire inalcanzable y de última estrella, que se desvanece apenas toma el teléfono para hablar con Life and Style.

–Mr. De Niro, la gente dice que no le gusta dar entrevistas, ¿es cierto?

–Bueno, depende, está bien… no pido una gran entrevista, sino una buena entrevista, solo eso –responde.

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Al final, Robert De Niro concede 20 minutos, pero poder entrevistarlo toma –al menos en esta ocasión– dos o tres semanas de mails, llamadas e intermediarios.

Parece que ni Netflix ni sus propios asistentes logran acomodar los deseos del actor a las agendas de los publirrelacionistas: el lunes, no, mejor el martes; se reagenda para el jueves; tal vez sea mejor después del fin de semana.

Nada de preguntas sobre política”, advierte en esos días una voz desde Estados Unidos. “En dos horas tienes a Robert De Niro”. Y nada. El actor, que en los últimos meses no ha parado de condenar a Donald Trump, no toma la llamada. Ni luces de quien en entrevista con CNN dijo: “[el presidente] es un neoyorquino al que jamás quisiera conocer”, y con Variety: “él no tiene centro ni ética ni moral”.

Avanzan los días y cada uno que pasa es un nuevo vacío en la entraña, mezcla de nervios y sugestión. A inicio de semana leo que, en los años 90, un reportero de la revista Esquire consiguió una entrevista con De Niro bajo la condición de no hablar sobre política, religión, su familia o su interés por los vinos.

Al otro día veo los sketches en los que Stephen Colbert prefiere, irónicamente, tomar martini y comer helado en vez de hablar con alguien cuyas respuestas, se sabe, son casi monosilábicas. Preparo una entrevista que irá cambiando de bolsas en los pantalones durante siete días. Nada.

Y un sábado en la mañana, sin previo aviso, el teléfono suena: “Bob tiene unos minutos ahora, ¿puedes hablar?”, dice la voz de una mujer desde su oficina. A larga distancia, hay un hombre tranquilo al que le gusta hacer cine, que está más allá del bien y el mal, que ha hecho esto por mucho tiempo.

–Mr. De Niro, muchos lo consideran una leyenda, ¿está cómodo con esta etiqueta?

–Bueno… no… Eso significa que te estás haciendo viejo, que eres viejo –responde y deja unos segundos de suspenso–. Mira, está bien, es lindo y estoy contento de aceptar la etiqueta si quieres.

–Pero si hay algo bello en el cine es que los actores pueden vivir por siempre...

–Porque las películas viven para siempre –revira para restarse importancia y poner el cine por delante.

Está claro que la posteridad no es algo que le importe al neoyorquino.

–Su nombre se recordará mientras alguien lo pronuncie —le insisto una vez más, pero él no cede.

—Es lindo, pero no será para siempre a menos que venga nueva gente que retome la atención (sobre él) —señala, sin soberbia.

Basado en la experiencia

Robert De Niro tiene 76 años encima, lleva por nombre un mito y carga con dos Óscar, dos Globos de Oro y otros tantos premios como años de carrera. Presume el actor 120 créditos y los títulos de presidente del Jurado de Cannes y fundador del Tribeca Film Festival de Nueva York.

Durante 50 años ha intercambiado su rostro de cejas pobladas y distintivo lunar por el de otros hombres. Casi una vez por década, revistas internacionales y especializadas lo consideran “el actor vivo más importante del mundo” y enumeran sus cátedras de actuación, como la del chofer de mente inestable en Taxi Driver (1976), el boxeador en ocaso de Raging Bull (1980), los gánsteres crueles e impasibles de The Godfather (1972), Mean Streets (1973), Goodfellas (1990) y Casino (1995).

Robert de Niro
Robert de Niro presentó en México la cinta The Irishman.

Han sido estos filmes sobre los que está construida tan admirada trayectoria, pero ya han pasado décadas desde que estos títulos iluminaran las marquesinas y el cabello del actor fuera negro.

Ya han pasado décadas desde que se convirtiera en el actor de cabecera de Martin Scorsese y el icono de la escena del Nuevo Hollywood, corriente cinematográfica contracultural en la que los cineastas Francis Ford Coppola y el propio Scorsese, entre otros, volcaron sus nuevas narrativas.

Hay algo en el paso del tiempo que se entrelaza con la vida de De Niro y la de su personaje protagónico en The Irishman, el nuevo largometraje de Scorsese.

Esta historia, basada en una historia real, trata sobre Frank Sheeran (De Niro), un ex veterano de guerra vinculado a la banda criminal de Russell Bufalino (Joe Pesci), quien se convirtió en el único testigo vivo de la desaparición de Jimmy Hoffa (Al Pacino), sindicalista estadounidense y miembro de la mafia.

El guión da saltos en el tiempo, desde la juventud del protagonista hasta sus últimos años, y es por esto que De Niro interpreta a Sheeran en distintas etapas, una de ellas 30 años más joven.

Fue bueno verme [joven] en la pantalla grande, ahora siempre bromeo con que mi carrera podría extenderse otros 30 años”, dice De Niro y ríe.

Con ayuda de Pablo Helman, supervisor de efectos visuales, y Gary Tacon, terapeuta físico, Robert volvió en el tiempo.

Cuando rodábamos escenas físicas que podían suceder a los 40, 50 e incluso 60 años [de Sheeran], nos ayudaba a estar atentos a nuestros movimientos físicos, porque [en pantalla] envejecíamos o teníamos que vernos más activos y energéticos”, cuenta De Niro, quien incluso dijo a otros medios internacionales que se sintió ágil mientras corría en los sets.

Se le pregunta si con toda su experiencia, el haber encarnado a este personaje le representó algún nuevo aprendizaje. Sin embargo, para él las lecciones no tuvieron que ver tanto con Sheeran, sino con su papel como productor del filme.

Simplemente estoy feliz de haber hecho la película a nuestra edad, en esta etapa de nuestra vida, y de haberla financiado como lo hicimos, que fue a través de Netflix, que estuvo ahí. Fuimos afortunados”, advierte.

El neoyorquino celebra humilde el estreno de The Irishman y da vuelta a la página de las adversidades. La primera de ellas fue encontrar, junto a Scorsese, una historia gansteril que estuviera al nivel de Casino o Goodfellas.

Si iban a volver a filmar juntos algo sobre la mafia, debía ser grandioso. La dupla ya tenía algo en mente, The Winter of Frankie Machine, basada en la novela homónima de Dan Winslow. El cineasta incluso le había pasado a su actor películas francesas y otras referencias sobre gánsteres, pero faltaba algo.

Entonces dije: ‘Leeré I Heard You Paint Houses’. Sabía de ese libro desde hacía unos años, pero no lo había leído. Cuando lo terminé, le hablé a Martin y le dije: ‘Escucha, deberías echarle un ojo a este libro porque creo que esto se acerca más a lo que tendríamos que estar haciendo’”.

Como protagonista y productor ayudó también a reunir un elenco que, cinco o seis años antes de aparecer en los créditos de la película ya terminada, se reunió en sus oficinas de Nueva York para intentar conseguir fondos para la filmación. En esa sala del barrio de Tribeca estaban Joe Pesci, Al Pacino, Bobby Cannavale y Paul Herman.

Robert De Niro
The Irishman estará en la plataforma Netflix.

Teníamos inversionistas potenciales, personas que podían estar interesadas en el filme, tal vez gente de los estudios de cine. Martin también estaba ahí, por supuesto. Tuvimos una lectura del guión y la grabaron en caso de que tuviéramos que mostrarla a alguien”, recuerda De Niro.

Con el tiempo, llegarían el productor mexicano Gastón Pavlovich y Netflix para hacerla financieramente viable. Medios especializados, como Deadline, aseguraron que la cinta se produjo con 150 millones de dólares, otros dicen que fueron hasta 100 millones más.

Pero esa tarde, en esa lectura del guión, no tuvieron éxito. Los inversionistas no se comprometieron, pero, en sentido contrario, la confianza entre el director y su protagonista se sobrepuso a una adversidad más.

BestFellas

Robert De Niro y Martin Scorsese tenían 16 años cuando vivían en Little Italy, en Nueva York.

Martin salía con un grupo y yo salía con otro, pero teníamos un amigo en común. Él había mencionado que Martin estaba trabajando en una película o dirigiendo una obra de teatro, que estaba trabajando en algo. Así fue como me interesó involucrarme con él. Apenas empezaba a convertirme en actor”.

Años después, el cineasta Brian De Palma los presentó durante un evento. Martin reconoció al joven actor y este, a su vez, se volcó en halagos hacia el cineasta y su película Who’s That Knocking at My Door (1967).

Ese día nacería una relación basada en la mutua admiración y confianza, al punto que el director apuesta ciegamente en las recomendaciones de su amigo, como sucedió con The Irishman y Raging Bull.

Martin ya lo ha dicho: ‘Cuando veo que algo de un libro le gusta a Bob, yo ya estoy empezando a trabajar’. Cuando el director se te acerca muy seguro sobre un proyecto que tiene, y si te gusta, lo respetas y ves una inversión personal, se vuelve más interesante para ti porque sabes que será un trabajo con más cariño”, explica el actor.

Juntos han hecho nueve películas, le dieron rostro al Nuevo Hollywood y todavía no terminan. Aun cuando la temporada de premios 2019-2020 no ha arrancado, ya hay expertos que ven a Scorsese con el Óscar a mejor director y a De Niro como el único capaz de hacerle competencia a Joaquin Phoenix (Joker). Pero, por ahora, lo importante se reduce al cine, a las historias.

Robert de Niro para Life and Style
Robert de Niro para Life and Style.

Nos damos cuenta de la humanidad de los personajes. Estamos conscientes de que nos estamos haciendo viejos y hay algunas cosas que influyen cuando envejeces. He sido muy afortunado de poder trabajar y estar involucrado en la situación en la que estoy con Martin”, reconoce.

Se refiere el oscareado actor al estreno de The Irishman y a una décima película con su amigo de la juventud, Roosevelt, en la que compartirá créditos con Leonardo DiCaprio.

Ya estoy trabajando en una nueva película con él (Scorsese), que empezaremos en invierno o primavera. Tengo otras ideas, pero aún no quiero hablar de eso”.

—Mr. De Niro, a sus 76 años, ¿es difícil que la pasión no se extinga?

Al final de esta entrevista, al otro lado de la línea, aún hay una voz amable que suena a Bob; no se escucha a alguien con ínfulas de leyenda, sino a quien ha hecho lo que ha querido.

—Aún disfruto de actuar en las películas...
Eso es..

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