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Amy Adams, fantasías cumplidas

La actriz ha conseguido todo lo que se ha propuesto en Hollywood. Hablamos con ella de sus inicios
dom 22 marzo 2015 02:02 AM
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Amy Adams (AFP) - (Foto: Amy Adams (AFP))

Hoy es una gran estrella de cine, pero, alguna vez, la ganadora este año del Globo de Oro por Big Eyes fue una niña que soñaba con conocer a sus grandes ídolos. Tras dos años en Hollywood ya trabajaba con Steven Spielberg y con el hombre que le rompió el corazón, Leonardo DiCaprio. Desde entonces ha compartido créditos con otros que lucían inalcanzables: Tom Hanks, Meryl Streep, Clint Eastwood e, incluso, la cerdita Piggy. Sin embargo, le restaba otra fantasía: ser dirigida por Tim Burton. Ya no.

–¿Así que no pudiste resistirte a trabajar con Tim Burton?

—No lo pude evitar. Cuando me mudé a Los Ángeles para explorar una carrera cinematográfica hice una lista con todos los actores y directores con los que quería filmar. Tuve la suerte de hacerlo rápido con muchos, pero no con Tim, por lo que si me hubiera llamado para hacer cualquier otra cosa, le habría dicho que sí estaba interesada.

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—¿Cualquier otra cosa?

—... Mmmmm.

—¿En esa lista había actores de los que estabas enamorada?

—Mi perdición siempre han sido los muchachos apuestos. Yo estaba enamorada de Leonardo DiCaprio desde que apareció en Growing Pains, luego lo seguí hasta que protagonizó Titanic y ése fue el acabose.

—Cuánto cliché...

—Sí... la verdad fui una de esas chicas que veía la película una y otra vez. Cuando me mudé a Hollywood solía decir, en broma, que iba a trabajar con Leonardo y que volveríamos a hacer Titanic juntos. Mi sueño se hizo realidad, sólo que fue un poquito diferente. Me tocó trabajar con él en Catch Me If You Can, pero nada fue como en mis fantasías por culpa de mis trencitas...

—Seguro que no te perdiste nada... Además, ¡mírate ahora!

—Es sólo una ilusión. Cuando aparezco en una película o doy una entrevista he pasado antes por la maquillista y el estilista. Pero cuando me levanto por la mañana es completamente diferente. Lo digo en serio.

—No me digas eso... ¿En casa no eres la mamá sexy que todos conocemos?

—Déjalo en que sólo soy la mamá. La maternidad me quita mucha energía, pero es algo que disfruto mucho. Es una suerte que cada vez que entro a mi casa pueda dejar de ser esa estrella de cine y convertirme en una simple madre. Son momentos que me encantan porque dejo completamente del lado la locura de esta industria. Y también la lista.  

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